El segundo LP de Nick Waterhouse, el que habrá de poner a este absoluto genio del neo soul, las guitarras surf y los sonidos vintage en el lugar que merece.
El arte de NICK WATERHOUSE parte de una idea simple: todo el mundo quiere ser otra persona. Uno de sus héroes, Van Morrison, empezó haciendo versiones de Bobby Bland, quién tenía su propio ídolo musical: Nat King Cole. Desde el punto de vista de WATERHOUSE, la emulación es un viaje en el que realmente nunca se puede triunfar, pero como el cantante, guitarrista y compositor dice, “te conviertes en algo yendo hacía allí”.
NICK WATERHOUSE nació en 1986 y creció en Huntington Beach, conocida por la cultura comercial del surf y los salones de bronceado. Estableció su sensibilidad musical en el medio de la burbujeante escena del psico-garage del sur de California (Burger Records, Ty Segall, McHugh’s Distillery studio).
WATERHOUSE exploró la idea de su potencial con el single, “Some Place,” una canción grabada en un estudio totalmente analógico (Distillery) y autoeditada en 2010 a través de su propio sello Pres. Queda claro a partir de este material que WATERHOUSE es dueño de su propio devenir. No es del tipo que deja al extasis tomar el control, como Van Morrison, o de los que ponen el acento en un registro consumademente relajado como Mose Allison. En la tensión que existe entre sus letras de humor seco y burlesco y sus crujientes arreglos, uno puede escuchar la expresión de un escéptico mundano, pero también de un creyente santificado, eso sí, cuando toca. Lo que sea que fuese, una cosa está clara: NICK WATERHOUSE, asuntos aparte, suena hoy más NICK WATERHOUSE que nunca.
01. High Tiding
02. This Is A Game
03. It #3
04. Let It Come Down
05. Sleepin’ Pills
06. Holly
07. Dead Room
08. Well It’s Fine
09. Aint There Something That Money Can’t Buy
10. Hands On The Clock
