Es curioso pensar que hubo un tiempo no muy lejano en el que Stiff Richards era un nombre que requería explicación, pero no para ti, por supuesto, oh conocedor del punk. Este es tu territorio, después de todo. La música es tu oxígeno y el sonido del underground es tu toque de clarín. Puedes explicar la diferencia entre “Conoce tu producto” y “No, tú eres el producto”. Oye, probablemente también seas bastante guapo. En cualquier caso, sabes lo que haces.
Así que no es de extrañar que te sientas atraído por este relativo santo grial del garage rock moderno: el álbum debut homónimo de 2017 de los ya mencionados Stiff Richards. Publicado originalmente en su propio sello Stiff Records (y de nuevo por Legless en 2020), establece todos los elementos que hicieron del poderoso LP “State of Mind” del año pasado un clásico instantáneo.
Vale, ya sabemos lo que hay que hacer, pero recapitulemos: punk australiano centelleante que recuerda a los heroicos riffs de alta velocidad de sus compatriotas The Saints y Radio Birdman. Suena como Royal Headache versionando a Motörhead, o quizá al revés. Es un motín en toda regla en 30 minutos: el rock’n’roll más crudo sangrando en los acordes de potencia más sucios con ganchos para días. Ya sabes que te va a encantar.
Tanto si van a toda pastilla y apuntan directamente a los receptores nerviosos que te hacen mover la cabeza y los dedos de los pies -como en el tema estrella de menos de tres minutos “Strung Out”- como si se abren camino a través de cortes más groovies como “Bustin’ Out”, nunca dejan de ser una delicia que garantiza que tu serotonina fluya y tus altavoces suban al 11 (o más). Como dijo una vez una discográfica de nombre similar, si no es Stiff, no vale una mierda. Espantosamente grosero, pero así es la música rock, supongo. Póntelo en los oídos.
A1 Little Creature
A2 Ride On Me
A3 Strung Out
A4 Brain Washed
A5 Layla
B1 Bustin Out
B2 Bored
B3 Squid Voyager
B4 Raff Riff
B5 Black Leather
