Si se piensa detenidamente por qué Turbonegro, Guitar Wolf, The Dirtbombs o incluso todo el catálogo de la Crypt Band tienen tanta relevancia, todo puede remontarse a dos simples hechos. Primer hecho. Comprendieron su estilo de tocar rock’n’roll. Esta constatación suena sucinta al principio, al fin y al cabo, cualquier banda afirmaría esto. Sólo que en realidad la mayoría fracasa estrepitosamente. Primero copiando a otros y luego copiándose a sí mismos no es ninguna innovación y sólo añade otra copia a los discos de contador, ningún equipo “más auténtico” u original ayuda, porque fracasa por culpa de las canciones. Hecho dos, y quizás este sea el factor más subestimado, es la falta de humor. Sin humor, no se puede tocar buen rock’n’roll. ¿Por qué escribo esto? He visto la luz, THE 50 KAITENZ de Osaka tocan Punk de los 60 como yo lo deseo y eso en una perfección que me marea. Solo las transiciones del estribillo a la estrofa están tan inteligentemente colocadas que te abofeteas los muslos de alegría, sin poder hablar una sola palabra de japonés, te sorprendes a ti mismo entonando las canciones a voz en grito a un volumen de sala inapropiado e incluso te pones a tocar el obligado air guitar con placer. THE 50 KAITENZ, por supuesto, no tocan puro punk sesentero. Al igual que Turbonegro, han devorado 70 años de historia del rock’n’roll y, por no usar una palabra más apropiada, la utilizan descaradamente para sus fines. Punk, country, garage o beat – todo se escudriña, se destila, se agita, se agita y se vuelve a agitar para ser desatado en tus canales auditivos en irreverente perfección. Me emocionan todas las citas deslenguadas, porque lo que sale de ahí es probablemente lo más independiente que he escuchado en los últimos años en este campo tan trabajado.
A1 Vinyl Change The World
A2 Hambarger Hill
A3 Hoshininatuta Futari
A4 Sinsekai Blues
A5 Crazy Jijii
A6 Cinpira Kaidou
B1 Hotel Kasba
B2 David Bowie Wo Kidotte
B3 Eleven Hours Fifty Five Minutes
B4 Juniyougakuenn Ichinennsei
B5 Anohino Sorakara
B6 Matilda To Tabio